Cuando existe un proceso que deteriora al diente (una caries no tratada y avanzada, bacterias o cálculo dental que se acumula entre la encía y el diente por mucho tiempo, alguna fractura dental causada por alguna caída accidente o al masticar algún alimento muy duro, etc.…) y la sintomatología resultante es dolor, inflamación, aparición de pus, pulsaciones, sensibilidad con alimentos fríos o calientes, etc.